Se llama "ansiedad".

A veces subirse a los tejados y flotar sobre las casas no es suficiente. Las chimeneas son lugares perfectos donde cobijarse pero un sorbo de aire siempre es necesario.

Tener alas sería la solución a todos mis problemas, porque cualquier problema, por pequeño que sea me produce tal desasosiego que parece que mi cabeza va a explotar. El corazón late tan rápido que mi pecho se le queda pequeño, como si alguien apretara fuerte, las manos tiemblan, los ojos lloran, tartamudeo... Cualquier problema se convierte en un gran bache, en un muro, la mayoría de las veces en un muro de paja.

Las noches son muy largas cuando aullan los lobos y tengo miedo. Las noches llenas de preocupaciones están casadas con el insomnio y tras ellas un día fatídico donde el cansancio hace aún más duro lo duro.
Las noches son muy cortas cuando estás conmigo y soy capaz de respirar hondo, tan hondo… En ese momento todas las células viejas de mi cuerpo desparecen y mis tejidos se regeneran convirtiéndome en un ser poderoso, resistente y con fuerzas. Sin embargo, pronto llegan el miedo, las pesadillas y las paranoias… por más que lo intento me vuelvo a pudrir…

Cada conflicto se convierte en una batalla, una batalla conmigo misma, con mi alma… Estoy sola, nadie me puede ayudar en esto.

Preparada para nada y a la vez para todo.