domingo, 24 de agosto de 2008

La realidad de mi espejo delató, ciñéndose a las heridas de los muchos rostros dormidos que rabuñan las frías ventanas oxidadas. Ellas me transportan de la turbulenta marejada de mis ojos... Al vacío.
La misma marejada en la que me hundo pesadilla tras pesadilla en la nocturnidad. La que me traga mar adentro alejándome de ti.
Mírame; tragando agua salada. Lágrimas voraces al despertar.
El vacío no es más que este sinvivir tan amargo. Cristales en la garganta y carretera; al final del vacío: carretera. Asfalto, correr, huir de esta bicha punzante... Llenar de nada un lugar inexistente.

2 comentarios:

OjosMiel. dijo...

En esta vida hay muchas cosas inexistentes. Cada uno debería formar su mundo, quizás inexistente para el resto, pero suyo.
Lo peor es que últimamente solo se considera la existencia de un mundo.

Calypso dijo...

"al final del vacío: carretera. Asfalto, correr, huir de esta bicha punzante... "

En todos los finales siempre hay una carretera para salir corriendo, huir y no mirar hacia atrás.Sabes de qué quieres huír, pero no a dónde quieres llegar.